viernes, 23 de septiembre de 2011

CRÓNICAS CHIQUITAS



IMPUNTUAL

 
Llegué tarde como me ocurre habitualmente en los últimos tiempos. A mí siempre me atrajo la puntualidad aunque últimamente se me hace imposible cumplirla. Así y todo debo admitir que toda la vida fui un impuntual pero al revés, es decir que llegaba a todos lados 15 minutos o media hora antes de lo previsto. He pasado a buscar a amigos por la casa y los he encontrado bañándose, planchándose la ropa o incluso he llegado antes que ellos regresaran a sus casas. 

La puntualidad es importante pero si hay que ser impuntual más vale serlo por llegar tarde y no por llegar demasiado temprano, pueden encontrase algunas sorpresas.

Afuera de la cancha estaban los mismos de siempre, o casi. Fausto sentado solo en el banco con la mirada perdida vaya uno a saber en qué pensamientos. El Correcaminos Peroncini yendo y viniendo como calentando motores para el pronto ingreso al campo de juego. En una mini reunión cerca de la línea de cal conversaban Quequel, el indescifrable Chino y el fiel Estani. Después llegó Hernán en cuatriciclo acorde con el evento principal del fin de semana en Mercedes, sin ropa para jugar y con  cara preocupante de tristeza.

El partido ya se ganaba 1 a 0 y con un expulsado en el equipo de Pablo Mármol y Pedro Picapiedras. Hablando de Apícola Mercedes, cómo puede ser que la única variante táctica y estratégica sea tirar pelotazos a la olla, incluso desde su arquero (que menos mal que no es Cejas si no serían todos laterales) para que el 9 cabecee, encuentre algún rebote o esperar el error defensivo. Así está el fútbol mercedino.

En el entretiempo hubo algún reproche a Axel por la forma en que pateó el penal porque parece que le dio mordido al balón. Lo curioso es que el que llevaba la voz cantante era nada menos que Álvaro que tiene record Guinnes de pifiadas en un solo partido (832).

Salió Pingata, hecho que se pedía casi por unanimidad. Y digo casi porque hubo un voto no positivo que fue el del propio jugador-técnico-etc. Creo que con lo que hizo desde afuera vamos a cambiar de parecer y pedir que “juegue” los 90 minutos.
Con el gol de Matías faltando poco los huevos bajaron de la garganta y se pusieron en su lugar. El 2 a 0 final fue justo.

La felicidad en el banco se trasladó a la cantina para tomar cervezas, gaseosas y comer algunos choris. La verdad extrañaba esto de estar tirados en el pasto mirando el último partido de la jornada y escuchando las boludeces que se comentan.

Cuando miré la hora me sentí Cenicienta a la medianoche a punto de perder el zapato de cristal. Me fui rápido, saludando a la carrera. Tenía que estar a las 5 en casa y el reloj me indicaba que para eso solamente faltaban 2 minutos. Llegué tarde otra vez. Me aguanté una mínima cara de ojete y me dispuse a preparar el baño para la nena.
Espero que ganen el sábado que no voy a poder ir.
Chau.

PD: ¿puede existir otro grupo de inadaptados que crea que El Chino puede jugar al fútbol?