¿Estrella o estrellado?

El nuevo chico Dabove

La nueva incorporación de “El equipo de los pibes” se llama Matías Peroncini. La Comisión hizo su trabajo y conoció parte de su historia. La misma que hoy te presentamos en este informe especial.

El contrato ya está firmado por ambas partes. Es decir, de un lado de la hoja y del otro también. El chico de 21 años llega a la entidad con promesas que deberán cumplirse pronto, y para eso, tendrá la difícil tarea de anotarse cuanto antes entre los delanteros más temibles del certamen ajotabeánico.

Nacido en el partido de 3 de febrero, Peroncini comenzó su carrera de muy chico y hoy, junto a La Comisión, hace un balance de su propia historia:

- ¿Empiezo? – pregunta el, ahora, ex San José de Burzaco.
- No, todavía no. Che, graben, el pibe va a hablar. Ahora sí.
- ¿Qué digo? – Insiste.
- Lo que quieras acerca de tu historia futbolística…
- (45 minutos después) … no se me ocurre nada – dice, y se sirve el cuadragésimo tercer vaso de Cinzano.
- No, dejá man, ya fue. – Dijimos impacientes.

La cosa es que este mocoso firmó con Dabove por tres temporadas. Viene de estar colgado por Bruno Manucci, el actual DT del club del sur del conurbano bonaerense.

Su historia deportiva comenzó cuando el Nene databa tan sólo cuatro años de vida, en el club Sanitarios Bonaerenses de Cañuelas, su ciudad natal. Con doce pirulos mudó sus habilidades al sur de nuestro país y una vez radicado en Choele Choel, fue parte de Dadores de Sangre Fútbol Club, donde creció y perfeccionó el arte de hacer goles.

Fue, tal vez, en su mejor momento cuando llegó a Bolivia, para sumarse a préstamo y con sólo quince años a Real Malagüero, donde sufrió la lesión que lo devolvió a nuestro país, un año después, en un estado casi descartable. Fue ahí cuando se sumergió en el mundillo del alcohol y las botineras de Constitución. Digamos, las más baratas.

Pero por suerte el fútbol da revancha, y le brindó la oportunidad (ya estando preso en la cárcel de Olmos, por lesiones graves seguida de muerte en las inmediaciones de una conocida discoteca tropical bailable del barrio porteño de Balvanera) de destacarse en el seleccionado del pabellón 4. “Los Chupaguascas” (jugó para el área de los homosexuales) ganaron el intercarcelario, y Peroncini obtuvo una reducción de la pena que lo devolvió a las calles, cual cancioncita muy conocida de Attaque 77.

Después Almenares de Sinsacate, Córdoba, luego el Cutrúz de Aimogasta, La Rioja, más tarde Azulunala, de Elcolordelcielo, y después de San José de Burzaco, la flamante casaca de Dabove.

Esta es su historia. Una historia que lo llena de orgullo, y que conocimos, entrecortada, de su propia boca, cada vez que se desprendía del aperitivo.

La Comisión