lunes, 24 de noviembre de 2008

Sin palabras


Cuarenta y cinco

¡Esa, papá! ¡Arriba y que no decaiga! ¡Somos la envidia del certámen! Un partido excelente, querido. Un gran partido el que vimos. Toque para allá, toque para acá, vení, andá, pasá... Es así, nene. El fútbol te da estos grandes momentos.

Lo que El equipo de los pibes mostró el sábado es típico del juego de un campeón. Sólo un líder juega con esa exquicitez, con ese paladar achampagnado que disfrutan unos pocos. Hacía rato que el balón no pasaba por tantos pies tan bien educados. Con la pelota al piso, los espacios se fueron generando gracias a la movilidad de esos once guerreros vestidos de príncipes, bajo un sol brillante que se conjugaba perfecto con la claridad de la táctica Fedullana. ¡Festejen, señores!... Griten a los cuatro vientos que la historia cambia. ¡Alienten! Que esta campaña sea simplemente para reflexionar, porque jugando así, el próximo torneo nos va a tener allá... Allá arriba, mirá... Allá, bien cerquita de las estrellas. Jugando de esta esta manera, otra que campeones. ¡Campeonísimos!

Gracias, muchachos, por regalarnos esos impactantes cuarenta y cinco minutos. Muchas gracias. Nos hubiese encantado quedarnos. Una pena que esta redacción se haya tenido que ir al término del primer tiempo.
La Comisión

1 comentario:

Anónimo dijo...

che... y en el segundo que pasó? yo me fuí a la pile cuando terminó el primero porque hacía mucho calor y hasta la chela estaba caliente!!!
Ganamos no???
cuanto? fué goleada?
Vamos los pibessssssssssss!!!