Simplemente fútbol

Quique Wolff analiza a Carnicería Dabove

Y claro, ustedes saben, no sólo el fútbol vive de buen fútbol. A veces las leyes se transportan a dimensiones desconocidas, por eso, en este "Simplemente fútbol" textual, vamos a analizar la inexplicable campaña de un grupo, y no tanto de un equipo, que con más torpeza que talento se defendió de los grandes, como Ulices ante el Cíclope, como Aquiles ante los Troyanos, como el pueblo argentino ante Menem. Y lo haré junto a ella, junto a la caprichosa. La protagonista que tanto sufrió en los pies redondos de Fefullo hijo, porque no sabía hacia dónde iba a salir disparada... La caprichosa... y los jugadores... qué disfrute para la vista de los rústicos. La pasión que despierta ese ir y venir de la redonda, cruzando de un campo a otro... pelotazo tras pelotazo, como cuando Peto Cabachieff la reventó en dirección al este, en la Estadio del Deportivo Pipi, y casi la hizo aterrizar en el Delta. Son esos momentos únicos del fútbol. Como tus momentos, como los míos... sólo el fútbol reniega del fútbol cuando a la cancha sale Carnicería Dabove. Maaaaamita... Dios los conserve por siempre, pero lejos, en el fútbol de Etiopía, o lo que es peor, en alguna liga local de Mozambique. Porque vos sabés bien que el fútbol tiene estas cosas. Y nosotros, los amantes fieles del folklore futbolero, hacemos un rito de cada fecha, de cada equipo, de cada cancha... Aunque ver los partidos de este equipo, más que un "rito", era un "reto"... La caprichosa... qué belleza, ¿no?... la que te divierte en todo momento... la que te seduce... la fiel amiga que nunca te abandona. Es ella a la cual compadecemos en un tiro libre de Gabino Regueiro. "¿A dónde te fuiste,?" le preguntábamos cuando la veíamos pasar a no menos de 200 pies de altura por arriba del travesanio... qué juguetona. Del fútbol se aprende, y vaya que sí. Se aprende a jugarlo, y también, cuando Sebastián Zunino intentaba reconciliarse con la redonda, seguíamos aprendiendo. Jugar así, como él, mis amigos, es poco menos que un aborto del deporte. Y ahí va ella, curiosa y atrevida, a disfrutar del juego displiscente de un delantero maravilloso como Estanislao Recalde, que llegó desde el fútbol uruguayo con más de un capricho... gritar o no gritar goles, para él es lo mismo. Así son los grandes, así, con esta desfachatada certeza de saber que sin el fútbol, no hay gloria. Gloria Gaynor, Gloria Carrá, Gloria...a Dios en el cielo, y en la tierra que siga el fútbol... Con mi amiga. Acá está, es ella, la maravillosa, la inconfundible, la tan reconocida y única meta de los grandes. La caprichosa, que te hace reír, y que te hace llorar cuando por ella pasan los botines de un La Placa, un Scasso, un Piazza, un Spahn... la misma que en los momento difíciles se escurre como un pibito entre las piernas de mamá para alcanzar las redes contrarias... Así es el fútbol, así es Dabove, así se vive la inigualable experiencia de ser campeón, cueste lo que cueste y sea como sea...

Amigos míos, llegamos al final... y con ella te saludamos. Será hasta otra oportunidad... Nos despedimos hasta la semana que viene sin antes recordarte que te vayas anotando para el sorteo de la tarjeta roja que dejó a Pitoni medio campeonato fuera de las canchas...

Hasta la próxima.

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(Quique Wolff, fuera de aire:

"¿¿¿Quiénes son estos muertos de los que me hicieron hablar???")